lunes, 28 de febrero de 2011

Recordando el pasado

El 23F fue un hecho trascendental en la corta historia de la democracia española. Algo que ha perdurado durante los años de manera muy presente, y este año todavía más. Con la conmemoración del treinta aniversario del intento de golpe de Estado y el estreno en los cines del mismo, España demuestra su madurez intelectual y su evolución desde lo sucedido. Bien es verdad que, coincidiendo con las revoluciones en el norte de África, más de uno pueda ver como desapropiado darle más morbo al asunto, pero bien es cierto, que las nuevas generaciones aceptan recordar lo pasado con la suficiente consciencia de que eran otros tiempos y que lo pasado, pasado está.

Portada del diario El País para la edición especial del 23F 
 
Aun con ello, se ha podido recordar mejor el 23F con toda la documentación proporcionada en los últimos días que han llamado la atención de todos los medios. Siempre ha sido un rompecabezas, con muchas piezas sin encajar, y todos quieren dar a saber cuál fue la verdadera razón por la que el golpe no acabó triunfando. Una de ellas fue la actitud del colectivo del diario El País, que ‘con un par’ y sin miedo a nada, publicó una edición especial a los pocos instantes de que Tejero entrase en el Parlamento. Con el título de ‘Golpe de Estado. El País, con la democracia’ sembró cátedra y demostraron los valores de una nación que no debía temerle a nada. El carácter del director del periódico en aquel momento,  Juan Luis Cebrián, para no achantarse ante la situación, fue uno de los ejemplos de porqué la democracia ha triunfado en un país como España. Gente como él ha contribuido en gran medida a que ahora mismo vivamos en las condiciones que vivimos, y lo hizo desde el periodismo más profesional que se puede hacer. Una vez más, se confirma que los periodistas no sólo son básicos en la sociedad, sino que pueden ser algo más.

domingo, 13 de febrero de 2011

El nuevo difraz de Batasuna

Batasuna cambia de parecer y de disfraz para intentar ser más creíble y no tan menospreciada. Es como quererse cambiar de nombre para que no te conozcan al igual que Pepe ‘el pescadero’, que vendía mal pescado, se cambió el nombre por Arturo ‘el carnicero’ para parecer otro.  La izquierda abertzale ha cambiado de estatutos y de imagen: de emblema, indumentaria, estética. La antigua ikurriña en blanco y negro, de acuerdo con la lógica binaria de su ideología: amigo/enemigo, patriota o traidor, deja paso a Sortu, que significa empezar o abrir, y su símbolo es un sol naciente que emerge de un mar neblinoso y se recorta sobre un horizonte anaranjado.  Es un logo que representa la idea que tratan de acreditar: el pasado es pasado, inauguramos una nueva forma de ser. 

Sortu en la presentación de sus estatutos

La indumentaria tradicional con polo y chaqueta negra, ha cambiado, tanto que en la presentación de los estatutos hubo tonos en colores pastel en los vestidos de ellas, y los caballeros iban con traje y corbata. Parece que el paso ha sido a más alto nivel, como si se hubiesen ido de compras a lo ‘Pretty Woman’ por los Ángeles. Además, parece que este nuevo look les ha ayudado, ya que Sortu se ha hecho un hueco en las próximas elecciones locales y forales del País Vasco sin saber siquiera si podrá concurrir. Y es que la nueva marca de la izquierda abertzale aparece como el elemento desequilibrante de estos comicios. Históricamente siempre ha sido referencia para componer el tablero político vasco, tanto dentro como fuera de las urnas.  Esperemos, que el maquillaje no les dure mucho para su actuación y que pronto deje de existir el brazo político de ETA, se vista como se vista.

lunes, 7 de febrero de 2011

La revolución necesaria

Comenzando por Túnez y siguiendo por Egipto, los países del norte de África atraviesan un periodo de protesta, de unión, de lucha por una revolución necesaria. Cuando la opresión por una dictadura se hace inaguantable llega un momento en el que el volcán empieza a entrar en erupción y no hay quien para a un pueblo que pide libertad. Es la demostración de que ante la adversidad siempre existe un mínimo de esperanza en la necesidad por el cambio. De que no hay persona ni ejército que pare una protesta por derechos, por lo que la masa pide y quiere. Así, los que gobiernan se ven aterrados, igual que ellos metieron el miedo para que todo estuviese a su merced, y tienen que huir dejando al país a cargo de que los que les suceden arreglen la situación. 

Protestas en Túnez
Centrado en el conflicto de Túnez, país pionero en el movimiento del Magreb (norte de África), siempre pensé que ganarían en su lucha. Afortunado por haber visitado el país hace apenas un año, ya se olía que la gente no estaba con su presidente. “Es un mafioso” eran las palabras del conductor que guió mi viaje turístico ante mi pregunta de quién era el hombre que aparecía en miles de carteles repartidos por toda la ciudad. Lo decía con toda la sinceridad y desde el mínimo de conocimientos de la lengua castellana. Así, normal era la mirada que tenía cuando veía las primeras noticias de los tunecinos. Una alegría de satisfacción y de orgullo me produce saber que hay personas que luchan ante la adversidad y las injusticias, y que a pesar de que en España esa lucha se hizo hace tiempo,  el espíritu de enfrentarse ante lo que los políticos hacen porque lo ‘creen correcto’ no parece haberse esfumado fuera de nuestras fronteras.